martes, 17 de septiembre de 2013

FILOSOFÍA


Cuando el hombre se da cuenta de su propio ser, ese día nace la filosofía; por ello no puede afirmarse que se ha originado aquí o allá. Surgió del hombre mismo, desde cuando, de manera confusa, trató de responder a los problemas que planteaba la realidad y de darles una solución de acuerdo con sus propios recursos.

El principio de la filosofía está en el deseo innato del hombre de saber y en la curiosidad que siente ante los fenómenos de la naturaleza. Pero él no se contenta con conocer objetos y sucesos particulares, sino que trata de averiguar el por qué, es decir, sus causas. La admiración ante un fenómeno pone de manifiesto su ignorancia y lo lleva a la investigación, que le proporciona una razón para explicarlo.



Así surgen doctrinas como el animismo, el fetichismo, el totemismo, la mitología, etc., formas primitivas de dar un respuesta a los fenómenos de la naturaleza, encontrar sus causas y darles una explicación. Éstos son modos rudimentarios de entender y explicar el origen del universo y de los fenómenos que en él se presenta.

Si se da a la filosofía un sentido más estricto, desligado de lo mítico, su origen se sitúa en Grecia, donde se desmitificó para darle métodos y principios propios.

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